Los primeros testimonios escritos referentes a la práctica
de la medicina se hallan en Mesopotamia, alrededor del año 3000 a.C. A partir
de este momento se produce en la cuenca del Mediterráneo el florecimiento,
interacción y ocaso sucesivos de numerosas culturas, siendo ésta una época en
la que las ciencias y las artes alcanzaron un desarrollo paralelo a los logros
económicos y políticos de las distintas culturas. De forma paralela se
desarrollaron otras culturas en regiones muy alejadas (China, India ...).
Aunque prácticamente todas las culturas han realizado aportaciones a la ciencia
médica, en la presente revisión nos vamos a referir de forma exclusiva a las
culturas de nuestro entorno geográfico y a la historia de la cirugía
occidental.
Mesopotamia antigua
La desembocadura del Tigris y
el Éufrates (los dos ríos ―pótamos― en medio ―meso― de los cuales se
desarrolló este espacio de civilización) en laBaja Mesopotamia dio origen
a la acumulación de depósitos aluviales en la zona de marismas que va
ganando paulatinamente terreno al mar frente a la costa en retroceso
del Golfo Pérsico (actualmente a más de cien kilómetros del lugar que
ocupaba en el IV milenio a. C., y con los dos ríos confluyentes
―Shatt al-Arab―). La zona fue propicia (con la condición de mantener una gran
capacidad de organización social para el trabajo colectivo en la construcción
de obras hidráulicas como canalizaciones, regadío y drenajes) para el desarrollo
de
las ciudades-estado sumerias (Ur, Uruk, Eridú, Lagash).
Estas, en competencia entre sí y con los pueblos nómadas de estepas y desiertos
circundantes (los del sur y oeste englobados por la historiografía en el amplio
concepto étnico de semitas y los del este en la zona irania donde se
fue formando la civilización elamita), así como con los núcleos que se
fueron formando más al norte (Babilonia) y más al norte aún en la Alta
Mesopotamia (Nínive); fueron desarrollando las características
constitutivas de lacivilización (sociedad compleja) y
el estado (superestructura
político-ideológica): templo, clase
sacerdotal y religión organizada, frontera, guerra territorial,ejército, propaganda, impuestos, burocracia, monarquía,
construcciones como murallas y zigurats; y el rasgo que marca el
inicio de la historia: el registro de la memoria en la escritura.
La dinámica del crecimiento territorial llevó a la formación
de imperios, que en su pretensión de monopolizar el poder, se describían a sí
mismos como un continuo espacial «entre el mar pequeño y el mar grande» (el
golfo Pérsico y el Mediterráneo), en enumeraciones más o menos fiables de
pueblos anexionados, destruidos, dispersados, rechazados, sometidos,
tributarios, o simplemente socios comerciales, aliados o contactos
diplomáticos.
Persia antigua
Cordilleras, mesetas, estepas y desiertos caracterizan un
difícil medio físico entre el Tigris al oeste, el Golfo
Pérsico al sur, el Indo al este y los Montes Elburz,
el Mar Negro y el río Oxus al norte. No obstante, también
son la vía terrestre que conecta el Próximo Oriente con el Asia Central y el
Asia Meridional (más difícilmente, siendo más usada la conexión marítima); y a
través de esas zonas, en última instancia, con el Extremo Oriente. La extensa
región persa o irania cumpliría un papel clave en la teoría indoeuropea,
de debatida validez, que suponía la existencia de un grupo ancestral de pueblos
de las estepas portadores de rasgos comunes (lingüísticos, étnicos, culturales
e incluso de estructura de pensamiento), esencialmente ganaderos (otorgaban un
gran valor a vacas, caballos y perros), de estructura social patriarcal,
jerarquizada y triádica (visible incluso en su panteón de dioses7 ),
que protagonizaron una gigantesca expansión que incluiría la conquista de India
por los arios; la de Europa por los predecesores
de griegos,latinos, celtas, germanos y eslavos; y la
de Mesopotamia, Anatolia, Levante y Egipto por medos y persa.
Egipto antiguo:
Los cuerpos momificados, pinturas murales y jeroglíficos,
nos han mostrado que los antiguos egipcios sufrían las mismas afecciones que
padecemos hoy en día. También nos han enseñado algunas de las prácticas
ortopédicas de aquella época. Se han hallado férulas en momias, fabricadas con
bambú, caña, madera o cortezas de árboles y almohadilladas con lienzo. Asimismo
existen pruebas del uso de muletas, siendo el testimonio más antiguo del uso de
una muleta un grabado realizado en el año 2.830 a.C. en la entrada de la tumba
de Hirkouf (figura 2: Escena de la XVIII dinastía: hombre jóven con
poliomielitis apoyado sobre un báculo, Colección Carlsberg, Copenhague).
Por otra parte, en varios papiros médicos del Antiguo
Egipto, Ramesseum (1900 a.C.), Kahoum (1850 a.C.) y fundamentalmente en los
papiros de Ebers, de Hearts y de Edwin Smith (1600 a.C.), se encuentran citas
sobre prácticas relacionadas con las lesiones musculoesqueléticas. En el papiro
de Ebers (1500 a.C.) se hace referencia a distintos tipos de reumatismos. El
papiro de Hearts (1550 a.C.) ofrece varios casos clínicos con detalles sobre
fracturas de miembros y mordeduras ponzoñosas.
Quizás la principal fuente de nuestro conocimiento sobre las
prácticas de los antiguos egipcios proceda de un papiro, robado de una tumba en
1.862. Posteriormente ese papiro fue vendido a un egiptólogo americano llamado
Edwin Smith, por lo que se le conoce como el papiro de Edwin Smith. Está
redactado en escritura hierática y su autor es desconocido, pero se piensa que
fue Imhotep, médico, arquitecto, astrólogo y primer ministro. El papiro
describe 48 casos clínicos de traumatismos y comentarios sobre su tratamiento y
pronóstico, incluyendo la reducción de una luxación de mandíbula, los signos de
lesiones espinales, el tratamiento de una fractura de clavícula así como los
signos y tratamiento de otras fracturas.
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